Talento senior
Definimos como “talento senior” a aquellos profesionales que atesoran una larga trayectoria laboral y que, por lo general pertenecen a la generación de los Baby Boomers y parte de la Generación X. Ellos aportan a las organizaciones lo que másters o algoritmos no pueden reemplazar: sabiduría. Y como dijo Carl Jung: “la sabiduría no es el resultado de la educación, sino de la experiencia».
El valor de los empleados senior
¿Qué mejor manera de afrontar un desafío que con la tranquilidad de haber superado otros similares en el pasado? En un entorno de incertidumbre y cambios constantes, su capacidad para tomar decisiones estratégicas, basadas en años de conocimiento profundo del sector y de la empresa, se convierte en una ventaja competitiva.
Elena Sanz, CEO y ex directora de RRHH de MAPFRE, lo resume perfectamente: «Aportan experiencia, conocimiento y valores como la fidelidad, transmitiendo la cultura de las organizaciones. Lo importante, además, es que sepan explotar las habilidades y capacidades que proporciona su experiencia«. No se trata solo de saber más, sino de saber cómo aplicar ese conocimiento en los momentos clave.
¿Cómo aprende realmente un profesional joven? Aunque la formación académica es fundamental, nada puede sustituir la enseñanza que se obtiene al trabajar codo a codo con alguien que ha recorrido el camino antes que tú. En este sentido, los empleados senior juegan un papel crucial como mentores. Gracias a su experiencia, no solo transfieren habilidades técnicas, sino también el «cómo hacer las cosas» dentro de una organización, acelerando el desarrollo profesional de los empleados más jóvenes.
Tomás Manso, director de Formación y Desarrollo en Correos, destaca esta dualidad en los programas de mentoring de la compañía: «Creemos en la diversidad e igualdad de oportunidades de todos nuestros empleados; no destinamos menos recursos al personal senior. Su experiencia es un grandísimo potencial para nuestra empresa que hay que saber cuidar y aprovechar al máximo».
Algo que se puede completan con iniciativas como el mentoring inverso, donde los jóvenes enseñan habilidades digitales a los mayores y estos transfieren su sabiduría organizacional, no solo fortalecen a ambos grupos, sino que crean un entorno de trabajo colaborativo e inclusivo.
Por otro lado, toda organización tiene una cultura, una forma de hacer las cosas que la define y diferencia. Y los empleados senior son, sin duda, los guardianes de esta cultura. Después de años en la empresa, entienden sus valores, su historia y su identidad como nadie más. Son los embajadores internos que mantienen viva la esencia de la organización, transmitiéndola a las nuevas generaciones.
Los profesionales senior aportan estabilidad en un mundo de constantes cambios. Su serenidad y capacidad para afrontar retos con confianza les convierte en figuras de referencia. No solo están enfocados en resultados a corto plazo; su visión a largo plazo les permite identificar riesgos y oportunidades que otros pueden pasar por alto.
Oportunidades y fortalezas del talento senior
Si algo caracteriza a los empleados senior, es su capacidad para adaptarse a los cambios. Han vivido numerosas transformaciones a lo largo de su carrera: desde la introducción de nuevas tecnologías hasta la evolución de modelos de negocio completos. Su resiliencia es, por tanto, un activo valioso en momentos de crisis o cambios organizacionales. Los profesionales seniors no se asustan de las transformaciones y los cambios repentinos. No se asustan de siglas de reciente cuño como VUCA. En tiempos de transformación, contar con profesionales que han sabido superar desafíos similares en el pasado proporciona una ventaja competitiva clave.
Por otra parte, no es ningún secreto que los empleados senior suelen tener redes de contactos más amplias y profundas. Después de años de trayectoria profesional, han establecido relaciones tanto dentro como fuera de la empresa que pueden resultar invaluables a la hora de generar nuevas oportunidades, asociaciones o estrategias.
Estas conexiones no se construyen de la noche a la mañana; son el resultado de años de colaboración y confianza mutua. Aprovechar estas redes es un activo estratégico que muchas empresas, especialmente en sectores donde las relaciones juegan un papel crucial, no deberían subestimar.
Por último, no podemos olvidar que una de las grandes fortalezas del talento senior es su estabilidad. A diferencia de generaciones más jóvenes, que tienden a cambiar de empleo con mayor frecuencia, los empleados senior suelen tener un mayor compromiso con la empresa. Este bajo nivel de rotación no solo ahorra costes en términos de reclutamiento y formación, sino que también asegura que los valores y la cultura organizativa se mantengan fuertes.
Como conclusión, podemos decir que el talento senior ya no es solo una opción, sino una necesidad estratégica para las empresas que buscan equilibrio, estabilidad y conocimientos profundos. Los desafíos que enfrentan los empleados senior en un mundo digitalizado no son insignificantes, pero las oportunidades que presentan para mentorizar, liderar y fortalecer la cultura organizacional superan con creces cualquier obstáculo.
A medida que el envejecimiento de la población redefine el mercado laboral, se vuelve crucial que las organizaciones reconozcan y valoren la riqueza que el talento senior puede aportar. ¿Estamos preparados para aprovechar todo lo que el talento senior tiene que ofrecer? Sin duda, el futuro de nuestras empresas depende de ello.