A pesar de los avances en igualdad de género, muchas mujeres aún encuentran obstáculos para llegar a la cima en sus carreras. Pero aquellas que lo logran, aportan una serie de habilidades que están transformando las organizaciones desde dentro. En este post, vamos a explorar cómo ha evolucionado el liderazgo femenino, qué lo define, cómo impacta en las empresas y los desafíos que aún enfrentan las mujeres en el mundo laboral.
El contexto del liderazgo femenino
Durante muchos años, las mujeres han estado prácticamente excluidas de los puestos de liderazgo. Ha sido hace unas décadas cuando empezamos a ver cambios importantes, gracias a los movimientos por la igualdad de género y la implementación de políticas más inclusivas en las empresas. Hoy, aunque el panorama ha mejorado, seguimos viendo que las mujeres enfrentan dificultades para romper el famoso “techo de cristal”.
A nivel global, las mujeres ocupan solo alrededor del 28% de los puestos de alta dirección. ¿Por qué? En parte, por la falta de modelos a seguir, sesgos inconscientes y dificultades para equilibrar la vida personal y profesional. Sin embargo, las mujeres han demostrado que, cuando se les da la oportunidad, lideran con éxito y aportan una perspectiva valiosa que muchas veces se pasa por alto en entornos dominados por hombres.
Características del liderazgo femenino
¿Qué es lo que distingue al liderazgo femenino del masculino? Aunque no hay una fórmula mágica ni un único estilo que defina a todas las mujeres líderes, se han identificado ciertos rasgos que parecen destacar más en ellas y que son especialmente efectivos en el mundo laboral de hoy: liderazgo transformacional, inteligencia emocional, escucha activa y empatía.
Muchas mujeres tienden a practicar un estilo de liderazgo transformacional. Esto significa que, en lugar de centrarse solo en los resultados o en «mandar», prefieren inspirar a su equipo, fomentar la creatividad y buscar un cambio positivo. Lideran desde la empatía y la colaboración, lo que crea un ambiente de trabajo mucho más participativo y motivador. ¿No es esto lo que toda organización necesita hoy en día?
Otra cualidad clave que muchas mujeres líderes tienen es la inteligencia emocional, esa capacidad para entender y gestionar tanto sus propias emociones como las de los demás. En un entorno de trabajo, esto es esencial. Un líder con alta inteligencia emocional puede mantener la calma en situaciones difíciles, adaptarse a las necesidades del equipo y crear un clima laboral en el que todos se sientan escuchados y valorados.
La capacidad de escuchar y entender a los demás es un rasgo que define a muchas mujeres en posiciones de liderazgo. En lugar de imponer decisiones, muchas veces las mujeres líderes prefieren crear espacios de diálogo donde todos puedan participar. La escucha activa no solo mejora la comunicación dentro del equipo, sino que también genera un ambiente de confianza, donde las personas sienten que sus opiniones realmente cuentan.
Esta empatía es clave para resolver conflictos y tomar decisiones que beneficien a la organización en su conjunto. Y, a largo plazo, esta habilidad se traduce en mayor compromiso y lealtad por parte del equipo, lo que contribuye a una mejor productividad y satisfacción en el trabajo.
Como dijo Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo: “Si hubieran sido Lehman Sisters en lugar de Lehman Brothers, el mundo sería un lugar diferente”.
El impacto del liderazgo femenino en la cultura organizativa
¿Qué pasa cuando las mujeres asumen roles de liderazgo? Lo que vemos es que las organizaciones que fomentan la diversidad de género no solo son más justas, sino también más innovadoras y flexibles. El liderazgo femenino aporta una visión diferente que puede ser fundamental en la toma de decisiones y en la creación de una cultura más inclusiva.
Cuando las mujeres ocupan posiciones de liderazgo, es más probable que promuevan políticas de diversidad e inclusión en toda la organización. Esto no solo ayuda a nivelar el terreno para otras mujeres, sino que también mejora el entorno laboral para todos. La diversidad de género en el liderazgo genera un efecto multiplicador, donde más mujeres se sienten inspiradas y apoyadas para asumir roles de mayor responsabilidad.
Además, los estudios muestran que la diversidad de género en los equipos de liderazgo está relacionada con mejores resultados empresariales. Las empresas con mayor diversidad tienden a ser más innovadoras, ya que la variedad de perspectivas ayuda a resolver problemas de manera más creativa y a tomar decisiones más equilibradas.
No se trata solo de ser más inclusivos por razones éticas (que también es importante), sino que tener mujeres en posiciones de liderazgo realmente mejora el desempeño de las empresas. Según un informe de Catalyst, las empresas con más mujeres en sus juntas directivas y equipos de alta gerencia obtienen mejores resultados financieros, con una rentabilidad un 21% mayor en promedio.
Esto se debe, en parte, a que las mujeres líderes suelen implementar políticas que mejoran la conciliación entre la vida laboral y personal, lo que a su vez aumenta la satisfacción de los empleados. Un equipo que se siente valorado y apoyado es un equipo más productivo. Y cuando los empleados están contentos, la empresa también lo está.
Desafíos y oportunidades para las mujeres líderes
Uno de los mayores retos que enfrentan muchas mujeres en su carrera es cómo conciliar las responsabilidades laborales y familiares. Aunque cada vez más empresas están adoptando políticas de flexibilidad laboral, la realidad es que las mujeres suelen asumir una mayor parte de las responsabilidades en casa. Esto, por supuesto, puede limitar el tiempo y la energía que tienen para dedicarse a sus carreras.
Pero, ¿por qué debería ser así? Las organizaciones tienen la oportunidad de implementar políticas que realmente apoyen a sus empleados, tanto hombres como mujeres, en la conciliación de trabajo y familia. Esto incluye desde horarios flexibles hasta la creación de programas de mentoría que ayuden a las mujeres a avanzar en sus carreras sin tener que sacrificar su vida personal.
Por otra parte, los sesgos inconscientes siguen siendo un gran obstáculo para las mujeres en el liderazgo. Muchas veces, se asocia el liderazgo con características tradicionalmente masculinas, como la agresividad o la toma de decisiones rápidas. Pero, las mujeres han demostrado que estilos de liderazgo más empáticos y colaborativos pueden ser igual de efectivos, si no más, en ciertos contextos.
Por todo ello, podemos concluir que el liderazgo femenino tiene el poder de transformar organizaciones, hacerlas más inclusivas, creativas y productivas. Impulsar el liderazgo femenino no es solo una cuestión de justicia, sino también de eficiencia empresarial. Las organizaciones que invierten en diversidad de género están mejor posicionadas para adaptarse a los cambios del mercado y prosperar a largo plazo.
“En el futuro, no habrá mujeres líderes. Solo habrá líderes”, Sheryl Sandberg, exdirectora de operaciones de Facebook.