En un mundo laboral en constante evolución, el valor del talento trasciende las barreras de la edad. Sin embargo, a pesar del inmenso potencial que poseen los profesionales mayores de 55 años, se enfrentan a un desafío persistente: el edadismo.
El edadismo, un fenómeno cada vez más evidente en el ámbito laboral y social, se refiere a los prejuicios, estereotipos y discriminación que enfrentan las personas debido a su edad. En el contexto laboral, este término describe la tendencia discriminatoria hacia los profesionales de mayor edad, que se enfrentan a desafíos significativos al buscar empleo o al intentar avanzar en sus carreras. Este sesgo puede manifestarse de diversas maneras, desde la exclusión de candidatos de cierta edad en procesos de selección hasta la limitación de oportunidades de desarrollo y la marginación hacia roles menos visibles dentro de las organizaciones.
Los datos revelan una realidad contundente. En España, el envejecimiento demográfico es innegable: la población mayor de 55 años representa una proporción considerable en el mercado laboral. Sin embargo, enfrentan un desempleo que los afecta de manera desproporcionada. Según el informe #TuEdadEsUnTesoro de la Fundación Adecco, el 40% de los reclutadores descarta automáticamente las candidaturas de personas mayores de 55 años con periodos de inactividad prolongados. Además, el 75% de estos desempleados cree que nunca más volverá a encontrar trabajo.
Este sesgo se traduce en una cronificación del desempleo entre los mayores de 55 años, quienes enfrentan largos periodos sin trabajo y una reincorporación al mercado laboral que puede tardar hasta dos o tres años, mientras que para otros grupos de desempleados, la media es de apenas 14 meses. Esta realidad revela una situación alarmante: la exclusión y marginación de un grupo de profesionales con vasta experiencia y conocimientos, cuyo potencial sigue siendo infravalorado y desaprovechado.
Formación continua
“Hemos vivido mucho tiempo pensando que el mejor camino de los mayores es que dejaran de trabajar, creando estereotipos que nos han llevado a pensar que el valor profesional se va perdiendo con la edad, que los mayores no tienen capacidad de aprender, que su energía ya no es suficiente en un mundo de continuos cambios o simplemente pensado de forma discriminatoria que los mayores son frágiles”, afirma Manel Fernández Jaria, profesor de los estudios de Economía y Empresa de la UOC. Nada más lejos de la realidad.
En un entorno laboral caracterizado por cambios constantes, la actualización de habilidades se convierte en un factor crucial para asegurar la relevancia y competitividad de los profesionales de mayor edad. El reskilling y el upskilling emergen como estrategias indispensables para dotar a estos trabajadores de las capacidades necesarias para adaptarse a nuevas tecnologías, tendencias y demandas del mercado laboral actual. Ofrecer oportunidades de formación continua y reciclaje de habilidades a los profesionales sénior no solo les brinda herramientas para mantenerse al día en un entorno laboral en constante transformación, sino que también amplía sus perspectivas profesionales y fomenta su participación activa en la fuerza laboral.
El mercado laboral no es el único ámbito donde se evidencia el edadismo. También se manifiesta en la falta de adaptación de los puestos de trabajo para los mayores, la ausencia de programas de formación específicos para este grupo, y la limitada inclusión en iniciativas de liderazgo y toma de decisiones. Estas barreras no solo afectan el desarrollo profesional de los séniores, sino que también impactan negativamente en su bienestar físico y emocional.
Crecimiento económico
A pesar de estos desafíos, numerosos estudios subrayan el valor y potencial que aporta el talento sénior. El informe Golden Age Index de PwC resalta cómo el incremento del empleo entre los trabajadores sénior podría impulsar significativamente el crecimiento económico en España. Esta perspectiva no solo apunta a una cuestión de equidad, sino que también evidencia una oportunidad económica para el país.
La inclusión efectiva del talento sénior no solo requiere acciones por parte del sector privado, sino también la colaboración público-privada y la implementación de políticas activas. Estrategias inclusivas como el intercambio generacional, políticas de selección más equitativas y programas de actualización de habilidades son esenciales para valorar y aprovechar plenamente este potencial.
Los encuentros y debates organizados por entidades como la Fundación Adecco y la Fundación CEOE han subrayado la necesidad de cambiar la percepción hacia los profesionales mayores de 55 años. Expertos y representantes sénior han enfatizado la importancia de reconocer y aprovechar la experiencia y conocimiento acumulado por estos profesionales.
La sociedad y las empresas deben liberarse de prejuicios y estereotipos sobre el envejecimiento. La edad no debería ser un obstáculo para el éxito profesional. Es crucial que se promueva una mentalidad abierta y positiva hacia el talento sénior, reconociendo la experiencia y sabiduría acumulada como activos valiosos.
Cambio de mentalidad
“Es importante realizar una intensa labor de sensibilización en las empresas. Es fundamental que el tejido empresarial, que es quien contrata en última instancia, esté sensibilizado y apueste decididamente por el talento más veterano de nuestra sociedad”, apunta Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
La colaboración público-privada es esencial para impulsar esta transformación. Desde la sensibilización en las empresas hasta la implementación de medidas concretas como programas de formación continuada y adaptación de puestos de trabajo, se deben adoptar acciones que valoren y aprovechen el talento sénior. La sociedad en su conjunto se beneficia al integrar plenamente a estos profesionales en el mercado laboral.
El talento sénior es un activo valioso que puede impulsar el crecimiento económico y la competitividad de España. Reconocer y valorar la experiencia y habilidades de los profesionales mayores de 55 años no solo es una cuestión de justicia social, sino una oportunidad para una sociedad más inclusiva y próspera.
“En 2050 los trabajadores senior serán la principal fuerza laboral y tenemos que estar preparados para este cambio demográfico”, asegura Raquel Roca, periodista, speaker y autora de la publicación Silver surfers.