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Cómo crear y desarrollar un Programa de Bienestar Físico

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El poeta Juvenal del siglo I ya decía aquello que hemos escuchado tantas veces de “mens sana in corpore sano”. En un post anterior hemos hablado de la salud mental de nuestros empleados, así que este post vamos a dedicarlo a la salud física y cómo las organizaciones pueden desarrollar políticas y programas para promoverla.

Importancia de la salud física

En cualquier entorno laboral, el bienestar físico de los empleados desempeña un papel crucial en su calidad de vida y su capacidad para desempeñarse de manera óptima. Más allá de simplemente mejorar la productividad, promover la salud física en el lugar de trabajo busca el bienestar y la felicidad de los empleados en todas las áreas de sus vidas. Incluso, algunas empresas como Google, Zappos o Virgin cuenta con un Chief Happiness Officer que se encarga de diseñar e implementar un programa de bienestar para la empresa.

Cuando los empleados mantienen una buena forma física, experimentan una serie de beneficios que van más allá del ámbito laboral. Se sienten más enérgicos, concentrados y seguros de sí mismos, lo que no solo mejora su desempeño en el trabajo, sino que también influye positivamente en su satisfacción personal y su capacidad para disfrutar de una vida plena.

Por el contrario, descuidar la salud física puede tener repercusiones negativas tanto en la vida laboral como en la personal. La fatiga, el estrés y la falta de concentración pueden afectar significativamente el rendimiento en el trabajo, así como la calidad de vida fuera del entorno laboral.

Por esto es fundamental para cualquier organización desarrollar programas integrales de bienestar físico que apoyen a sus empleados en su búsqueda de una vida saludable y satisfactoria, tanto dentro como fuera del trabajo.

Cómo desarrollar un Programa de Bienestar Físico

Para desarrollar un programa integral de bienestar físico, es fundamental considerar las necesidades y preferencias de los empleados. Realizar encuestas, entrevistas o focus groups puede proporcionar información valiosa sobre los intereses y retos relacionados con la salud física. Fomentar la participación activa de los empleados en el proceso de diseño del programa asegurará que sea relevante y atractivo para todos los miembros del equipo y ayudará a su adhesión.

Una vez que se han identificado las necesidades, se puede proceder con la planificación y el diseño del programa. Definir claramente los objetivos y establecer métricas para evaluar su éxito es esencial. Asignar un equipo encargado de su desarrollo y los recursos necesarios, como presupuesto, tiempo y personal, garantizará una ejecución efectiva del programa.

Un punto importante de cualquier plan es comunicar claramente los beneficios del programa a través de diferentes canales y fomentar la participación mediante testimonios de mejoría tras la realización de las nuevas rutinas saludables.

Una vez que el programa se ha lanzado, es crucial proporcionar orientación y apoyo a los empleados durante el proceso de adaptación. La evaluación regular del impacto y la efectividad del programa permitirá realizar ajustes y mejoras continuas para optimizar los resultados.

Acciones concretas para crear un Plan de Bienestar Físico

El programa puede tener únicamente un carácter educativo/divulgativo o incluir además actividades físicas, servicios de apoyo, material ergonómico para el trabajo… Aunque lo ideal es que un plan integral incluya tanto actividades de divulgación como acciones concretas destinadas a mejorar la salud física de los empleados. Veamos algunos ejemplos de políticas y actividades que pueden formar parte de un programa de bienestar físico.

Políticas:

Tiempo para el ejercicio: Permitir que los empleados tomen tiempo durante el horario laboral para realizar actividades físicas, como ir al gimnasio o dar un paseo, puede fomentar la incorporación de hábitos saludables en su rutina diaria.

Flexibilidad horaria: Ofrecer horarios flexibles o la opción de trabajar desde casa puede facilitar que los empleados integren el ejercicio en su día, ya sea antes, durante o después del trabajo.

Descansos activos: Implementar pausas activas programadas durante la jornada laboral, donde los empleados puedan realizar estiramientos simples o caminar brevemente, puede ayudar a reducir la fatiga y mejorar la concentración.

Actividades:

Clases de ejercicio en grupo: Organizar clases regulares de yoga, pilates, zumba u otras formas de ejercicio en grupo puede proporcionar a los empleados una oportunidad de mantenerse activos y reducir el estrés. La actividad puede plantearse tanto durante la semana en espacios de la oficina o cercanos a ella, como los fines de semana en un ambiente más distendido y alejado de las instalaciones empresariales. Se deberán incluir diferentes tipos de ejercicios de acuerdo a las distintas condiciones físicas y atendiendo a la diversidad funcional de los empleados.

Carreras: Fomentar la participación en eventos de carreras benéficas puede motivar a los empleados a mantener un estilo de vida activo mientras se apoyan causas significativas.

Ergonomía en el lugar de trabajo: Implementar políticas y proporcionar equipos ergonómicos, como sillas y escritorios, puede ayudar a prevenir lesiones relacionadas con el trabajo y mejorar la comodidad física de los empleados durante el horario laboral.

Programas de nutrición: Ofrecer sesiones informativas sobre nutrición y opciones de alimentos saludables en el lugar de trabajo puede ayudar a los empleados a tomar decisiones más saludables en su dieta diaria. Es importante incluir la concienciación sobre una adecuada hidratación, especialmente en zonas calurosas o meses de verano.

Charlas sobre salud y cuidado del sueño: Invitar a profesionales de la salud para que impartan charlas informativas sobre la importancia del sueño para la salud general y técnicas para mejorar la calidad del sueño. También se pueden ofrecer consejos prácticos sobre hábitos saludables de sueño y cómo manejar el estrés para promover un mejor descanso.

Revisiones médicas periódicas: Organizar revisiones médicas periódicas, como chequeos de presión arterial, análisis de colesterol, pruebas de glucosa, entre otros. Estas revisiones pueden ser llevadas a cabo por profesionales de la salud contratados específicamente para este propósito.

Por último, es interesante incluir establecer incentivos o recompensas para los empleados que participen activamente en el programa de bienestar físico y que demuestren un compromiso con su salud y bienestar en general.

Recuerda que una fuerza laboral saludable y feliz no solo mejora la productividad, sino que también contribuye a un ambiente de trabajo positivo y una cultura empresarial sólida. ¡Invierte en el bienestar físico de tus empleados y cosecharás grandes beneficios para tu empresa!

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